TENDRÍA YO USOS SIETE AÑOS CUANDO MI MADRE ME COMPRÓ AQUELLOS HORRIBLES PANTALONES GRISES DE TERGAL CON CAMPANA ABAJO. INDEPENDIENTEMENTE DE QUE ESTUVIÉSEMOS EN LOS 70 O DE QUE YO FUESE UN CRÍO. EN MI CASA, COMO EN LA MAYORÍA DE LAS CASAS OBRERAS DE LA PERIFERIA INDUSTRIAL DE CUALQUIER CIUDAD, REINABA LA POLÍTICA DE "AQUÍ NO SE COMPRAN UNOS PANTALONES HASTA QUE SE ROMPAN LOS QUE TIEBES". LO CUAL ME OBLIGÓ A LLETAR A CABO UN INTESSIVO TRATAMIENTO DE DESGASTE DE RODILLAS A BASE DE ARRASTRARLAS POR TODAS PARTES.
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